La dinastía de los Castro

sábado, 15 de mayo de 2010

La dinastía de los Castro

Por: Ivan Sañudo Pupo, ALAS

En la patria de todos, y no en la de Fidel y Raúl, se teje con enfermiza diligencia el acoso a los opositores y disidentes que comulgan el derecho a la libertad. Se sabe que expresar un criterio propio y que este sea contrario a los principios de la oficialidad comunista, tiene consecuencias desastrosas.

La idea de perder el patrimonio político y la dinastía, los pone en posición de ataque contra todo lo que se mueva cóncavo y convexo, izquierdo o derecho. El término de la dictadura los inquieta y no les preocupa el contra punteo con el mundo, lo que importa a la dictadura es actuar y luego justificar, para eso tiene monopolizado los medios de información y personas prestas a jugar su juego.

En el ocaso de la estrella solitaria, en la falta de oxigeno de las ideas fidelista, Raúl va a por todas, impedir que se fragmente lo que el hermano ideó es una meta, caer en los mismo errores, ese es el fin, no importan los resultados, la misma mancha de fracasos que cubrió a Fidel, ya es el manto de Raúl. El objetivo mantener el poder.

Las instituciones políticas y militares perdieron los principios elementales y la ética profesional, se le priva de actuar por propio razonamiento y se les impone el discurso de odiar al que piense diferente a los Castro.

El monologo es único, reprime, humilla, aplasta, mata. Ese es el mensaje que da a cada cubano que se suma, en gran mayoría mediante el chantaje a la desvergonzada respuesta rápida, les cercenaron el principio básico de la hermandad, del respeto al prójimo, los utiliza vendiéndoles un futuro próspero e igual para todos.

Con pálido parkinson, la dictadura se estremece y se presta a la mutilación de sus hijos más rebeldes, muestra de esto es el acoso fuerte y sostenido que mantiene sobre las pacificas Damas de Blanco. Hostiga con desmedida prepotencia a los periodistas independientes y blogueros y a aquel que pretenda criticar la realidad cubana.

Raúl, representa su papel de redentor y diplomático con tendencia al dialogo para lograr cambios en su templo socialista, pero en esta empresa las apariencias no son suficientes y en la fina cuerda en que se encuentra no repara en lacerar aquello que haga peligrar su gobierno.

Ya el cubano sale de su letargo, pues sabe que no se le puede ser fiel a alguien que hable de paz, cuando garras traen sus manos. Cada día es un reto y ya lo enfrenta convencido que este gobierno tiene efecto de espejo, que no existirán cambios en el poder de los Castro.
ronnysay13@yahoo.com

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